Ana Karenina

«Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.» Lev Nikoláievich Tolstói (1828-1910), considerado uno de los grandes escritores del siglo XIX, fue un genio sin igual, sin equivalente en ningún otro país. Hijo de un terrateniente adinerado que le dejó una gran fortuna, inicialmente llevó una vida disipada hasta que su participación como oficial en la guerra de Crimea lo llevó a abrazar valores humanistas y continuar su vocación literaria, que había iniciado antes de la guerra. Este cambio impactó sus convicciones espirituales más íntimas y eventualmente desembocó en una crisis moral y religiosa que lo condujo a abrazar un cristianismo evangélico radical al final de su vida.

En esta etapa, escribió Anna Karénina, una obra en la que Tolstói refleja su visión de la sociedad urbana como símbolo de vicios y pecados, contrastándola con la vida saludable en la naturaleza y el campo. Anna Karénina se convierte en una víctima de ese mundo insensato y patológico de la ciudad, y su figura se ha convertido en un icono en la literatura universal.