Camino cerrado

En un Santiago de fines del 2006, la novela nos sumerge en una época en que el femicidio aún no era reconocido legalmente en Chile, situando el relato en un contexto social y judicial tenso y desprotegido para las víctimas. La protagonista, Amparo Leiva, detective de la Brigada de Homicidios, se enfrenta a un caso de asesinato que, más allá del horror del crimen, despierta fantasmas personales y profesionales que creía superados. La muerte de una mujer a manos de su amante no solo pone a prueba sus habilidades investigativas, sino que la obliga a revisitar un caso del pasado que marcó su vida.

Con una narrativa cargada de suspenso psicológico y un realismo policial bien documentado, la historia entrelaza el presente con los recuerdos, revelando el peso emocional y ético del trabajo policial. Leiva es retratada como una mujer compleja, eficaz en su labor pero también atrapada entre los elogios de algunos y el juicio de otros, mientras enfrenta una posible destinación a Iquique y un sumario en curso. La novela explora temas como la impunidad, la memoria y la soledad del poder, construyendo una trama intensa y actual que cuestiona el rol del sistema frente a la violencia de género.