Drácula

Abraham Stoker vio la luz en Dublín en 1847, marcado por una salud frágil en su infancia. Durante sus años jóvenes, recomendado un papel en la burocracia, pero a los treinta y un años, dio un giro audaz a su vida al dejar su empleo para unirse como agente y secretario personal del actor inglés Henry Irving, quien era el dueño del teatro. Liceo en Londres. En sus momentos de tiempo libre, Stoker no solo creó la icónica obra "Drácula" en 1897, que lo catapultó a la inmortalidad literaria, sino que también tejió otras narrativas fantásticas, como "La joya de las siete estrellas" en 1903, "La dama del sudario" en 1909 y "La madriguera del gusano blanco" en 1911.

Más de un siglo ha transcurrido desde que el profesor Van Helsing, un personaje destacado en "Drácula", pronunciara estas palabras: "Los seres que llamamos vampiros existen. Algunos de nosotros tenemos pruebas irrefutables de ello". A pesar del tiempo transcurrido, el mito sigue vigoroso, impulsado por la habilidad sobrenatural del vampiro-humano para transformarse y adaptarse a las cambiantes eras. Este fenómeno se refleja en una plétora de películas, musicales, obras de teatro, cómics y más.