Bram Stoker es considerado como uno de los escritores más destacados de la literatura universal. El autor nació el 8 de noviembre de 1847 en Irlanda, y su infancia estuvo marcada por diversos problemas de salud que lo mantuvieron en cama. Durante ese tiempo, su madre lo entretenía con relatos de fantasmas y misterios que influiría profundamente en su futura obra.
Su vida en Irlanda estuvo ligada a trabajos como funcionario en el Castillo de Dublín y, más tarde, como crítico teatral en el Dublin Evening Mail, donde tuvo contacto con Sheridan Le Fanu, autor de la novela gótica “Carmilla”. Estos elementos, junto a su entorno literario y artístico, cimentaron su inclinación por el género oscuro y sobrenatural.
Su trayectoria literaria
La carrera de Bram Stoker dio un giro cuando conoció a Henry Irving, un actor de renombre, cuya representación de Hamlet impresionó a Stoker, y le permitió unirse al círculo artístico de Londres, ya que fue contratado por Irving como su secretario personal y gerente del Lyceum Theatre de Londres.
A través de su rol como crítico literario en el Daily Telegraph, Stoker comenzó a escribir novelas propias, como “The Snake’s Pass” (1890) y, poco después, la que sería su obra maestra, “Drácula” (1897).
Tras la muerte de Henry Irving, continuó publicando novelas, entre ellas “La dama del sudario” (1909) y “La guarida del gusano blanco” (1911). Aunque muchas de sus obras no lograron la popularidad de “Drácula”, su legado fue conservado y promovido por su esposa, Florence Balcombe, quien reveló textos inéditos, como “El invitado de Drácula”.
“Drácula”: el nacimiento de un ícono literario
La publicación de “Drácula” en 1897 definió la carrera de Bram Stoker y dejó una huella imborrable en la literatura universal. Este relato de terror gótico, inspirado en Vlad III, príncipe de Valaquia (conocido como Vlad el Empalador), mezcla elementos históricos y ficticios en una historia de lucha entre el bien y el mal.
Stoker también recurrió al erudito orientalista Arminius Vámbéry y a libros sobre Rumanía y sus leyendas para construir el trasfondo de su novela. La influencia de figuras como Henry Irving y el músico Franz Liszt también fueron inspiración para modelar al enigmático y oscuro personaje de Drácula.
Un legado eterno
Más allá de “Drácula”, Bram Stoker dejó un legado en la narrativa de horror y la literatura de misterio que sigue vigente. Su habilidad para entrelazar temas humanos, oscuros y sobrenaturales, como los temores atávicos del ser humano, lo consagran como uno de los grandes maestros del género gótico.
Con el tiempo, su obra ha sido reinterpretada en el cine, la televisión y otras manifestaciones culturales, consolidando a “Drácula” como un arquetipo del vampiro en la cultura moderna y a Stoker como un pilar de la literatura de terror.